La calamitosa temporada que esta realizando el Córdoba CF en primera división tiene al presidente del club Carlos Gonzalez y su colega, el director deportivo Pedro Cordero como máximos responsables. Con el descenso matemático a la vuelta de la esquina, se confirmará en pocas jornadas, el club no debe esperar más e ir preparando la próxima temporada. La pregunta que todo aficionado se hace es, después de la pésima planificación en el retorno a primera (plantilla descompensada, jugadores sin calidad para jugar en primera y sin experiencia.¿ se puede confiar la planificación de la próxima temporada a Pedro Cordero? Pues aunque una gran parte de la masa social opina que no y que debería tener las horas contadas en el Córdoba CF. Lo cierto es que el presidente y dueño del club el Sr. Gonzalez, hace y desase a su antojo y el Sr. Cordero es su ojito derecho dentro del organigrama deportivo. Por lo que seguramente Carlos González seguirá confiando en su amigo el Sr. Cordero, para intentar  hacer «sonar la flauta», como la temporada como la temporada del ascenso.

Aún habiendo conseguido ser el presidente del ascenso Carlos Gonzalez no goza del cariño

del socio cordobesista. «Sus formas» de presidir el club dejan mucho que desear, dejando al fiel abonado marginado en múltiples ocasiones. Entrando en la parcela deportiva entre Carlos González y Pedro Cordero son los encargados de consensuar la plantilla. La de este año es de chiste, se han traído a «retales» otros equipos en vez de lo necesario. Ninguno de los tres entrenadores de los que ha dispuesto el Córdoba CF esta temporada ha sido capaz de sacarle algo de partido al equipo. Prácticamente el conjunto cordobesista a vivido toda la liga en puestos de descenso. La afición intuía que sería un año complicado, normal para cualquier equipo recién ascendido. Pero se está convirtiendo en un autentico calvario, el Córdoba CF no sabe competir y cualquier equipo le gana con lo justo. El socio cordobesista se siente engañado, ha pagado uno de los abonos mas caros de la categoría. Y lo que es peor de todo, estos ladrones nos han robado la ilusión.