Dos jornadas para el cierre de una temporada que se acaba para el Real Madrid. Dos jornadas de liga que serán la antesala de otro año en blanco, por lo menos a lo que a títulos importantes se refiere. En cinco días han desaparecido las pocas ilusiones que mantenía un equipo con más pinta de montaña rusa. La Juventus y el Valencia han sido nuestros verdugos finales, los que han roto nuestras posibilidades y nos han dejado muy cerca de ser algo más que unos simples aspirantes. Aunque pensándolo bien el único culpable de esta debacle es el propio Real Madrid, porque a estas alturas de la temporada la conclusión es clara: el mayor enemigo del Real Madrid es él mismo.


El pasado sábado el Santiago Bernabéu presencio el adiós a una liga que como ha definido hoy el propio florentino ha sido “dispar “. Con subidas y bajadas. Una liga en la que el Real Madrid ha tenido rachas en las que era completamente irreconocible y sin embargo otras en las que ha brillado como nunca. Lo hemos visto remontarla a pesar de que para muchos ya era del Barcelona y lo hemos visto dejarla escapar de sus propias manos. Una historia que es repetida por segundo año consecutivo. El detonante fue Valencia, pero no el culpable porque esta liga solo la ha perdido el Real Madrid. Terminó el partido con orgullo, luchando, empujando, sufriendo y con la mala suerte de su lado, termino como tiene que terminar el Real Madrid cuando un partido significa derrota. Ahí no se nos fue la liga porque se nos había ido mucho antes.

Diario As Cristiano Ronaldo


Toca evaluarnos, ser críticos y ver que está fallando, un año en blanco siempre es sinónimo de fracaso. Siempre se puede caer pero no cometer los errores ya cometidos anteriormente. Lo que pasa es lo que ha pasado en cada partido importante, hemos tirado a portería pero el balón ha tocado el poste. Que hemos perdonado, que no hemos matado cuando debíamos de hacerlo y sobre todo que nos hemos confiado mucho más de lo que se puede cuando detrás de ti viene el FC Barcelona.



Después de esta temporada solo quedan dudas. Dudas de si el banquillo lo seguirá ocupando Carlo Ancelotti, de si Casillas se despedirá de Madrid, dudas de la situación de Bale, de la condición física de Cristiano y sobre todo dudas de este equipo. Un equipo que es capaz de lo mejor y de lo peor, con una inestabilidad impropia de un equipo grande y con una inmadurez que cuesta digerir. La Liga es esa piedra con la que el Real Madrid se ha tropezado varias veces, de la misma forma, sin aprender, sin remediarlo. La incertidumbre y la decepción de caer de lo más alto es el trago que le toca al madridismo. Esperar es la única baza que nos queda, esperar que termine esta temporada y renovar las suficientes fuerzas para la siguiente. Esperar y no olvidar que  somos el Real Madrid y el Real Madrid siempre vuelve.