Fernando Llorente vive un momento algo delicado en Turín. A nivel colectivo, el equipo está funcionando como una maquinaria perfectamente engrasada y Morata se ha convertido en pieza indiscutible de la Juve. A pesar de esta situación, nadie puede olvidar la aportación de Llorente al equipo especialmente en el juego aéreo. Ha cumplido 30 años y su influencia fuera del área es menor. El delantero internacional tiene en Pirlo a un gran socio para las jugadas de estrategia y no ha perdido ni un ápice de la garra que tenía en Lezama.

Nacido en Pamplona, rompió los moldes en la cantera del Athletic. El delantero con envergadura propia de jugador de balonmano (1.95, 93 kg) tenía virtudes con el balón en los pies. Su agilidad impresionaba a los técnicos y el manejo de balón era más que aceptable. Ernesto Valverde lo hizo debutar en 2005 y tardó varias temporadas en sumar una cifra de goles importante. De todas formas, nadie presentaba dudas en el papel relevante que tendría en el equipo, la importancia en las segundas jugadas le hacía más que indiscutible. Un delantero para fijar a los centrales y con buena capacidad de asociación fuera del área. Llorente tenía cualidades diferentes a los rematadores clásicos y una marcha de velocidad extra en carrera.

Intentó buscar el sueño que tuvo desde la infancia y emigró a Turín. Las críticas no tardaron en llegar y la prensa italiana dudaba de su rendimiento y lo calificaba como «Solo bello». Sin embargo, Llorente decidió hablar sobre el campo y finalizó la temporada con 18 goles en la temporada. Las cifras son importantes en un conjunto que no se caracteriza por ser excesivamente goleador. Pieza clave de la Juventus para ganar el «Scudetto» y mano derecha para el «Apache» Tévez. Este año ha jugado menos partidos, Morata le ofrece un punto al equipo de velocidad que Llorente con 30 años no puede ofrecer. Los números goleadores han descendido, pero cuando aparece en el área los defensas rivales pierden la tranquilidad.

Llegados a este punto no hace falta recordar a los «actores secundarios» que luego ganaron el Óscar.  Historias como las de Casillas en 2002, Pedrito en la etapa Guardiola… Será un fiero enemigo en el combate frente a Piqué y Mascherano. Debe imponer su potencia y dominio para asistir en segunda jugada o buscar su propio gol. Llorente puede escribir su propia historia en el partido más importante de la temporada. «León» en Berlín y con hambre de títulos.