Las ilusiones no se fraguan a fuego lento, si no que llegan y explotan en menos de nada, aunque en esta ocasión, la ilusión del Mundial de Brasil 2014 tuviese su antecedente en la Eurocopa de 2012, Mundial de Sudáfrica 2010 y la Eurocopa de 2008. En dicho Mundial, Brasil 2014, se plantaba España, con más logros en seis años que en toda su historia futbolística anterior, y nada hacía presagiar aquella hecatombe de caer eliminados a las primeras de cambio en la fase de grupos.
En aquel grupo, España se encontró con Holanda (o Países Bajos), vigente subcampeona en aquellos momentos. Con ganas de revancha por la final del 2010 que España ganó en la prórroga con aquel gol de Andrés Iniesta, Holanda le endosó un abultado 1-5 a España. Partido de impotencia, Holanda sacó el rodillo y aplastó a España; vendetta servida. Y así llegaba España a su enfrentamiento con Chile, donde debía mínimo empatar para seguir con opciones en el último partido ante Australia. Y cuando todo el mundo esperaba una victoria, aunque sufrida, ante la correosa Chile de Sampaoli, España se superó, y perdió por 0-2. La selección estaba eliminada, y se jugaría el último partido ante Australia sin ninguna emoción y con ganas de coger la maleta e irse de vacaciones, aún así, fue capaz de superar a los oceánicos por 0-3, con bastante superioridad. Acabada la primera fase, con 3 puntos, cuatro goles a favor y siete en contra, la selección dio por finiquitada su breve andadura en aquella edición de la Copa del Mundo. Nos habían mal acostumbrado. La vitola de favoritos no era la habitual para “la roja”, a pesar de sus recientes logros. España estaba a años luz de la historia de las grandes como Brasil, Italia o Alemania, aunque teníamos los mismos títulos mundiales que Inglaterra o Francia. No era la tónica habitual aquella de llegar a las finales (y ganarlas), lo nuestro era lo de caer en octavos o cuartos, como en el Mundial de 2006 ( aquel famoso por el cabezazo de Zidane a Materazzi), o el del 2002 de Corea y Japón, famoso desgraciadamente, por el pésimo arbitraje de un señor que se empeñó en que en aquel centro de Joaquín el balón ya había salido por línea de fondo; y famoso también recientemente, por las declaraciones procedentes de la FIFA del beneficio arbitral otorgado a la citada Corea del Sur en sus partidos contra Portugal, Italia y España. Aquello fue en cuartos de final ante una de las anfitrionas, Corea del Sur, que nos eliminaría en la tanda de penaltis.
Pero, algo que también recuerdo de aquel Mundial, fue el estrepitoso descalabro de la selección Francesa, que era en 2002 vigente campeona del título de Campeona del Mundo conseguido en 1998, y en 2000 Campeón Europeo, y que, sin embargo, tampoco consiguió superar la primera fase, o fase de grupos, de aquel Mundial de 2002. Francia sólo consiguió sumar un punto, en su segundo partido del grupo, empató ante Uruguay. Previamente había perdido ante Senegal por 1-0 y en el decisivo último partido, perdió ante Dinamarca por 2-0.
Y estas quizás sean dos de las más significativas decepciones vividas en los Mundiales recientes, aparte del 1-7 de Alemania a Brasil en las semifinales de 2014, que también es importante recordar y difícil de olvidar.