Pato Sosa: Llegó del Spartak como un fichaje más pero en su presentación demostró que no iba a hacer historia en el Atlético de Madrid, cayéndose en su presentación y sin ser capaz de dar más de dos toques seguidos. Fue “regalado” a Osasuna.
Leonel Pilipauskas:Llegó del Bellavista (Uruguay) en 1999 tras hacer una buena temporada pero nunca pudo hacerle sombra a Aguilera. Tan solo jugó cuatro partidos. En 2001 volvió a Uruguay.
Carlos Gamarra:Venía al Atlético tras hacer un mundial soberbió pero no encajó en el equipo. Formó parte del equipo que descendió a segunda. Duró un año y se fue al Flamengo.
Sergio Asenjo:Llegaba a la ribera del Manzanares en 2009 como un portero con gran presente pero mejor futuro pero tuvo muchos fallos y varias lesiones que hicieron que el jugador se desvinculara del Atlético de Madrid.
Sinama-Pongolle: Llegó del Recreativo de Huelva tras unas temporadas a gran nivel pero su andadura en el Atlético duró las primeras cuatro jornadas, en las que marcó cuatro goles. Después no hizo sombra a Forlan y Agüero. Acabó marchando a Portugal.
Giorgio Venturín:Fue una petición de Arrigo Sacchi procedente de la Lazio y fue un fracaso absoluto. Al año siguiente volvió a Italia.
Richard Nuñez: Llegó al Atlético tras jugar en el Grasshoper y ser considerado como una promesa. Decían que era el mejor lanzador de faltas del mundo. Nunca lo demostró. Jugó once partidos y casi siempre saliendo desde el banquillo. Marchó a Mexico.
Stefano Torrisi:También fue una petición de Arrigo Sacchi y se gastó 800 millones de pesetas (casi 5 millones de euros). Se pasó en el banquillo casi toda la temporada y se fue a Italia. Allí dio positivo por Nandrolona.
Adolfo “Tren” Valencia: Llegó procedente del Bayern de Munich con la fama de ser un jugador con mucho olfato de gol pero en el Atlético jamás lo demostró. Jugó 24 partidos y marcó 6 goles. Sus incidentes con Gil hicieron que al año siguiente abandonara el club.
Adolfo Valencia contra el Barcelona (Foto: As)
Rade Bogdanovic:Llegó procedente de Japón tras desembolsar el club 3.000 millones de pesetas (Casi 18 millones de euros). Una burrada por entonces. El Tribunal supremo llegó a condenarlo por comisiones ilegales. Se fue a Holanda.
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