La vida futbolística de un jugador de fútbol tiene fecha de caducidad. Algunos a los 35, los más afortunados más cerca de los 40, otros, prematuramente, acaban dejando el fútbol. Las condiciones físicas del ser humano a partir de esa edad impiden seguir rindiendo al máximo nivel, y por ello, sólo queda o retirarse, o ir descendiendo de categorías donde el nivel de exigencia sea menor. Tras la retirada, muchos optan por iniciarse en la formación como entrenador de fútbol. Hasta no hace mucho, la regulación al respecto era bastante caótica, sin embargo hoy en día, es posible formarse como entrenador a partir de la realización de tres niveles de estudio, con un período de prácticas intercalado. Al obtener el nivel 3 es posible entrenar en cualquier categoría. Muchos entrenadores actuales han sido jugadores de mayor o menor éxito, a bote pronto, se nos pasan por la cabeza nombres como Luis Enrique, Paco Jémez, Víctor Sánchez del Amo, Pepe Mel, Quique Setién, etc.
Sin embargo, no por el mero hecho de haber sido jugador de primer nivel se va a ser mejor entrenador que alguien que no haya pasado de jugar en categorías regionales del fútbol modesto. El ser entrenador es una formación, se adquieren unos conocimientos, y se ha de trabajar mucho con los conocimientos, tanto en entrenamientos como en partidos. También se ha de tener una personalidad, un carácter, un saber llevar, una disposición al diálogo, unos conocimientos psicológicos, todo ello permitirá administrar y manejar mucho mejor una plantilla. De esa plantilla dependerán el éxito y el fracaso del equipo, y consecuentemente del entrenador. Un buen entrenador es aquel que consigue sacar lo máximo de la plantilla que tiene, que sabe administrarla y llevarla. Hacer creer a sus jugadores que van a ser capaces de ganar encuentros, títulos, conseguir los objetivos que se marquen; todo eso depende de la labor del entrenador, del trabajo y esfuerzo realizado en las sesiones de entrenamientos.
Dentro de esta relación de entrenadores que previamente han sido jugadores, existe una figura poco común y escasamente conocida que es la del jugador-entrenador, últimamente se está viendo mucho en la India, donde el fútbol es un deporte “nuevo” y se están fichando viejas estrellas para dirigir y jugar en los equipos de allí. El año pasado o hace dos, Marco Materazzi, campeón del mundo en el 2006 con Italia, dirigía y ejercía como jugador de un equipo de la Liga India. Actualmente, Nicolas Anelka, que fue delantero de Chelsea y Real Madrid entre otros, se encuentra también en un conjunto indio ejerciendo las labores de jugador-entrenador. Quien se encuentra también en la India pero ejerciendo sólo de entrenador es el mítico lateral izquierdo brasileño Roberto Carlos, que sin embargo, comenzó de entrenador en el Anzhi de Rusia, a la vez que ejercía de jugador con 38 años. Luego pasó a Turquía ya como técnico en las filas del Akisar Belediye, y ahora dirige en India. Si bien la figura del jugador-entrenador siempre ha sido considerada como algo “poco serio” y se ha dado en situaciones confusas en etapas de algún club, hubo un caso en que fue un éxito rotundo, y por ello merece ser contado, porque además luego estuvo en nuestro país entrenando a varios clubes. Hablamos del incombustible John Benjamin Toschak, ex entrenador de Real Madrid y Real Sociedad entre otros. Sin embargo, la función de jugador-entrenador la ejerció en Reino Unido en las filas del Swansea. En la década de los 70, el club estaba en cuarta división de Inglaterra, Toschak llegó procedente del Liverpool para ejercer de jugador-entrenador cuando contaba con 28 años. El ascenso del Swansea fue fulgurante y se plantó en Premier League consiguiendo ascenso por año. El galés, que tan sólo llegó a disputar 65 encuentros en las siete temporadas que estuvo al frente del equipo, anotó 25 goles, incluyendo uno que valió el ascenso a la Segunda División. Por último, también quiero recordar que, Ryan Giggs, antes de colgas las botas, fue jugador-entrenador del Manchester United.