Justo antes del acto final de la película V de Vendetta, uno de los policías que trata de detener al antihéroe protagonista de la obra, no puede evitar mostrar su admiración de como el hombre que trata de atrapar ha tejido un plan tan sumamente preciso, que hasta parece que sabía lo que iba a pasar incluso antes de suceder. Para dar mas fuerza a esta idea, al mismo tiempo que se produce esa escena, vemos a V (el personaje central, por si alguien no ha visto dicha cinta) volcando una ficha de dominó que provoca un efecto caída que hace que cientos de fichas caigan y acaben formando un dibujo. Con esta referencia al cine, quiero hacer alusión a la mentalidad de muchos entrenadores que se ven capaces de ganar el partido solamente desde la pizarra. Oh si, es muy bonito salir a rueda de prensa y decir «hemos vencido al rival ya que hemos estado estudiándole en las últimas semanas, y nos dimos cuenta que en la segunda parte suele pegar un bajón, por lo que decidimos replegarnos en la primera parte y esperar nuestra oportunidad tras el descanso», por ejemplo, y aunque sin duda no se puede negar la importancia de preparar un partido de antemano, no es menos cierto que a veces todo el trabajo táctico queda en nada debido a todos los factores que giran alrededor del fútbol. Una expulsión, un gol mal anulado, la pelota que no quiere entrar, una lesión,….Al contrario que en las películas, los planes maestros son muy difíciles que se hagan realidad, ya que en el mundo real nosotros somos incapaces de predecir la reacción de nuestros rivales, o el efecto de nuestras acciones. ¿Cuál es la conclusión a la que quiero llegar? Que tal vez el trabajo de los entrenadores está un poco sobrevalorado en el fútbol actual.
A partir de aquí hay que matizar un poco, ya que soy el primero que cree que el tener un buen entrenador es la base del éxito, aún por encima de tener buenos jugadores. Un entrenador capaz de ver las virtudes de cada uno de sus jugadores, de saber aprovecharlas, y de motivar a su futbolista para que sea capaz de usarlas, te garantiza competitividad como mínimo. Al mismo tiempo la forma de entrenar, o el preparamiento físico que cada equipo técnico prepare, puede ser determinante, ya que un equipo puede empezar a un ritmo bajo para llegar mas fuerte al final de temporada y viceversa. Así que sí, la decisión de a quien sentas en el banquillo, supone gran parte del porvenir del equipo, pero no es el único elemento del que se componen los triunfos. Para explicarme mejor vamos a coger las declaraciones de Mourinho tras la derrota del Chelsea ante el Southampton. Dentro de sus muchos titulares, el portugués dijo que si el club londinense lo cesaba, estarían mandando de nuevo el mensaje erróneo de que la culpa es solo del entrenador. Aquí el portugués lleva bastante razón. ¿Quién podía imaginar que jugadores como Ivanovic o Matic, que han sido de los mejores en los últimos años en Stanford Bridge, iban a pegar semejante bajón? El Chelsea ha cometido errores en el mercado de fichajes, pero que no buscaran remplazos para estos hombres parece lógico, ya que hasta hace unos meses eran de los mejores en su puesto. Hay cosas que no se pueden predecir, y ahora Mourinho tendrá que corregir la situación sobre la marcha. Sin embargo, al mismo tiempo que el técnico del Chelsea anuncia que la debacle actual del Chelsea no es solo culpa suya, tampoco estaría mal que cuando gana, le reconozca el mismo mérito a sus chicos. Perfectamente podríamos decir que el Chelsea ganó muchos partidos el año pasado a base de defender y dejar que Hazard inventara algún gol. ¿El mérito era de Mourinho por confiar en que Hazard hiciera su trabajo, o de Hazard por desequilibrar el partido? Parece un tanto hipócrita llamar a eso una genialidad táctica.
La sobreadoración a la táctica es totalmente evidente si echamos un vistazo a la prensa o escuchamos una conversación entre futboleros. El Granada pierde 7-0 con el Madrid y se le crítica por ser demasiado cobarde. El Rayo pierde 7-0 con el Madrid y se le crítica por ser demasiado ofensivo. El Málaga logra empatar a cero con el Madrid en un partido donde pudo perder 7-0, pero se alaba el orden y el gran trabajo de los andaluces. Realmente da la sensación de que nuestras impresiones son totalmente resultadistas. Si el equipo gana, el entrenador hizo un planteamiento acertado, y si pierde, fue el equivocado. En resumen no parece que existan las tácticas buenas o malas, sino los resultados buenos o malos. Si valoramos el trabajo de un entrenador en si una pelota quiere entrar o no, nos equivocamos gravemente. Pensemos en el caso del Betis hace unos años, y como con Pepe Mel el equipo se hundió en la tabla, y a pesar del cese del entrenador y la llegada de sucesivos sustitutos, los sevillanos no remontaron. No voy a decir que el trabajo de Mel fuera inmejorable, pero era mas que obvio que el problema del equipo no se iba a resolver con la llegada de otra persona que dibujara cosas diferentes en la pizarra. Ahora veamos al Liverpool, el cual se ha jugado todo a una carta con la contratación de Klopp. El alemán va a contar con los mismos jugadores que Brendan, y logra hacerles rendir, habrá demostrado lo buen entrenador que es. Pero a la hora de la verdad, él no será quien salga al terreno, ni estará jugando una partida partida de Football Manager en la que ganas todos los partidos si sabes hacer las alineaciones. Como todos los entrenadores querrán dejar su sello en los jugadores, pero si los jugadores son simplemente malos, un técnico no puede hacer magia. Lo único que puede hacer un entrenador es trabajar lo mejor que pueda dentro del campo, y rezar por que la locura del fútbol le beneficie las máximas tardes posibles.