Con todo y con ello, ha jugado en los mejores clubes de Europa y es el segundo máximo goleador histórico de la selección mexicana con apenas 27 años (lleva 42 goles por 46 del gran Jared Borgetti) y varios años por delante para ser el primero con notable diferencia sobre el resto.
Siempre me pareció Javier ‘Chicharito’ Hernández un buen delantero, un atacante con olfato, un jugador que sabía colocarse en el área, exactamente, en el sitio donde iba a caer el balón para rematar a gol.
El excelente ‘ojo’ de sir Alex Ferguson para encontrar nuevos talentos hizo que lo incorporase al Manchester United en el verano de 2010, procedente del Chivas de Guadalajara, donde había completado una última temporada excepcional, con 23 goles sólo en Liga. Y a fe que Chicharito respondió a la confianza depositada en él por Ferguson, logrando un total de 50 goles en sus tres primeras temporadas en Manchester si sumamos todas las competiciones. Eso sin ser, por supuesto, titular indiscutible; ese puesto está ‘reservado’ hace muchos años para el gran Wayne Rooney.
Pero, a partir de ahí, la estrella de ‘Chicharito’ comenzó apagarse, comenzó a decrecer de forma notoria su participación y, consecuentemente, su cifra de goles. Muy probablemente, influyese en ello la marcha de su gran mentor, Ferguson, quien se retiraría en el verano de 2013. Los que le sucedieron en el banquillo de los red devils, David Moyes y Louis van Gaal, especialmente este último, nunca tuvieron en él la confianza que tuvo el escocés. Muy significativa fue la mirada entre van Gaal y su segundo, Ryan Giggs, tras resbalarse ‘Chicharito’ a la hora de lanzar un penalty ante el Brujas el pasado mes de Agosto antes el Brujas.
Una cesión el pasado año al Real Madrid (completada con más pena que gloria) y un traspaso definitivo al Leverkusen este verano han terminado con su carrera en el United. Lo peor para el mexicano no es haber salido de Manchester; es que, en Madrid, vivió a la sombra de Benzema y en Leverkusen, parece vivir a la de Kiessling.
Y uno siempre se preguntó porqué a este jugador, que tan bien se desempeñó en sus tres primeras temporadas en Europa, se le había venido abajo la carrera de una forma tan radical. Y seguramente era algo muy obvio, nada difícil de desentrañar. Pero uno no se dio cuenta hasta el partido del sábado pasado que enfrentó a México y Estados Unidos por un puesto en la Copa Confederaciones 2017.
El fallo que tiene Chicharito, casi a puerta vacía, tras el ‘pase de la muerte’ de Raúl Jiménez, define lo que le falta: calidad e instinto rematador. Es perfectamente capaz de situarse bien, de buscar el espacio adecuado, de desmarcarse, de saber dónde va a ir la pelota (cualidades muy, muy apreciadas en un delantero) pero, a la hora de rematar, le falta técnica y le falta ese instinto asesino que sólo tienen los (más) grandes.
Pero, cuanto más piensa uno en los logros que ha conseguido, piensa aún más, si cabe, en qué sería de este jugador con una mayor técnica y/o instinto ‘ matador’.Estaríamos, muy probablemente, ante uno de los mejores delanteros contemporáneos, no ‘sólo’ ante un buen delantero.
Y, por cierto… tal vez, no el instinto ‘matador’ pero la técnica se entrena…