Si algo de bueno tiene el fútbol es que todo puede pasar, como si se tratase de una película. Finales remontadas en el último minuto, victorias a pesar de las adversidades, el equipo humilde que se hace campeón contra todo pronóstico, y la consagración de héroes tan grandes como los de la mitología. Nunca digas nunca en el fútbol, ni siquiera en estos tiempos oscuros en donde el poder del dinero ha ensobrecido este deporte. 1980 nos dejó uno de esos momentos casi surrealistas que solo se pueden ver en este juego. El filial del Real Madrid, el Castilla, se plantaría ese año en la Final de la Copa del Rey en donde se enfrentaría a su progenitor. Dicha participación del Castilla ese año en la Copa pasó a la historia no solo porque era un filial que militaba en Segunda (por lo que evidentemente nadie le tenía) sino por los equipos a los que derrotó. El filial madridista venció a cuatro equipos de Primera, con unos números que habrían sido sorprendentes hasta para un equipo consolidado en la máxima categoría. Para empezar, el Castilla consiguió el pase a octavos con una meritoria remontada ante el Hércules tras haber caído 4-1 en Alicante, el cual fue insuficiente para estos tras ser vencidos por 4-0. En los octavos esperaría el Rey de Copas, el Athletic, y tras empatar a cero en Madrid, era lógico pensar que el Castilla no saldría vivo de La Catedral, pero de nuevo se logró dar la campanada venciendo 1-2 en Bilbao. Esta fue la única eliminatoria en la que el Castilla no se llevó un resultado negativo de la ida. 

Aunque el Athletic siempre es un rival temible, los grandes años de este equipo en los 80 aún tardarían en llegar, así que tras el shock inicial, los aficionados pensaron que alguno de los equipos de la zona alta le pararía. En los cuartos les esperaría probablemente la piedra mas grande con la que se podían tomar en aquel entonces. La Real Sociedad ya había armado el equipo que le haría dos veces campeón de Liga en los años siguientes, y ese año ya se había convertido en uno de los conjuntos puntero (la Real acabaría en 1980 segunda y con tan solo un partido perdido). Como hemos mencionado antes, el Castilla volvería a Madrid con la obligación de ganar, pero logró sacar de Donosti el mejor resultado negativo posible, 2-1. El 2-0 de la vuelta dejaba a la Real sin Copa y viendo como el Real Madrid (y su filial) hacían que se quedasen otra temporada en blanco. Pero si la Real había sido un rival duro, el contrincante de las semifinales estaba a la altura. Tras su ascenso en el 77 el Sporting había realizado un meteorico ascenso que le hicieron llegar a pelear por la Liga un par de años. Pero de nuevo, y aunque el resultado de la ida parecía todavía mas contundente que el de otras eliminatorias (2-0), el Castilla acabó venciendo por 4-1. Finalmente el Madrid acabaría machacando a su primogénito por 6-1 en un partido que mas que una final parecía una fiesta del madridismo.


Hasta aquí llega la parte mas conocida de la gesta del Castilla, ¿pero qué pasó luego? Algo que mucha gente olvida es como ocurre en la actualidad, el campeón de Copa tiene una plaza para jugar en Europa el año siguiente, y al haber ganado el Madrid la Liga y tener ya un lugar en la Copa de Europa, el Castilla pudo disputar la Recopa de Europa, en donde participaban los campeones de Copa de las federaciones UEFA. El destino quiso que el Castilla en su única eliminatoria europea viajara a Londres, para medirse con el West Ham. De nuevo, el Castilla tenía todas las de perder al verse las caras contra un experimentado equipo de la liga inglesa, pero antes de visitar la capital londinense, el West Ham tendría que ir al Bernabéu en donde se llevarían una sorpresa. Desde el comienzo se vio que el West Ham era demasiado para el filial, y David Cross adelantó a los hammers a los 17 minutos. Tal vez por la relajación de jugar con un Segunda Divsión, tal vez el respeto de estar jugando en el Bernabéu a pesar de todo, el West Ham pareció conformarse con el 0-1. Al cederle la pelota a los madridistas, el Castilla se empezó a quitar poco a poco los nervios y a dominar cada vez mas el partido. Paco Machín empataría en el 64, y pocos minutos después con el equipo crecido Balín y Cidón anotarían el 2-1 y el 3-1 respectivamente. 

El Castilla viajaría a Upton no solo con un buen resultado, sino a sabiendas de que el West Ham no contaría con el apoyo de su blico. El encuentro se jugaría a puerta cerrada (la primera vez que ocurría tal cosa en una competición europea) debido al mal comportamiento de los aficionados ingleses en el Bernabéu que llegaron incluso a orinar sobre otros espectadores dentro del campo. Los incidentes fuera del estadio también fueron muy graves, y un hincha del West Ham murió tras ser atropellado por un autobús. Centrandonos en el partido en sí, el West Ham no iba a permitir ser otra víctima del Castilla, y antes del descanso ya ganaban por 3-0. Sin nada que perder el Castilla se fue al ataque en la segunda parte, y en un ejemplo de entrega, Bernal lograba el empate en la eliminatoria, la cual se iría a la prórroga. El Castilla, mucho menos preparado para jugar tantos minutos, no dio el nivel en los 30 minutos extra. El autor del gol en Madrid, Cross, anotaría por partida doble en la prórroga, aunque el Castilla tuvo opciones hasta el final ya que el 5-1 no llegó hasta el 119, cerrando una gran página, pero poco recordada, de la historia del Real Madrid.