El Rayo se implica con los problemas sociales (as.com) |
A nosotros nos gusta como juega el Rayo!!. Esta afirmación se produce casi cada jornada en las tertulias de bares, y platós de televisión, esas que en ocasiones recuerdan más a platós donde se dan cita desde la ex de un torero, la de un tenista, o participantes de todos y cada uno de los realitis que ninguno vemos pero que siempre son líderes de audiencia.
Ese gusto por el juego, se extiende en muchas ocasiones al resto del Club. Y, a día de hoy, el Rayo Vallecano es una institución muy valorada y respetada por las aficiones rivales en casi su totalidad, y por el público de a pie.
La gente, ve desde sus casas como unos jugadores que llevaban sin cobrar meses, con contratos en ocasiones fraudulentos, eran capaces de ascender a Primera División, ya que si no, desaparecería el Club, y sabiendo que más de uno no estaría el año siguiente disfrutando de la máxima categoría.
El año pasado, también recordaremos como los jugadores y cuerpo técnico se hacían cargo de una señora que a sus 85 años, se quedaba sin su casa de toda la vida, y veía como podía de un día a otro, tener que dormir en la calle.
Y más recientemente, esta temporada, la segunda y tercera camisetas de juego eran dedicadas a los llamados «héroes anónimos», que luchan por causas diversas, desde el cáncer hasta la lucha contra la homofobia.
Ese tipo de gestos son los que hacen que el Rayo sea a día de hoy una entidad respetada a lo largo del planeta fútbol, pero ésto es el respeto de la gente del fútbol. También se encuentra en otro mundo distinto. El mundo institucional. Y ahí la escuadra vallecana se encuentra totalmente despreciada.
El estadio se cae a trozos y no se recibe ayuda (as.com) |
En este mundo, el Rayo es solo el pez chico. En el palco de Vallecas no se cierran acuerdos, ni se ve pasar a ministros, ni a grandes empresarios. Es cierto que la afición no los quiere para nada. Por Vallecas pasan de largo las aportaciones o concesiones de la Comunidad de Madrid, o el Ayuntamiento. El estadio por ejemplo, que es propiedad de la Comunidad, lleva con la inspección desfavorable desde 2012, pero el Gobierno de Cristina Cifuentes hace oídos sordos a las peticiones rayistas.
La propia Cristina Cifuentes, cuando era Delegada del Gobierno de la Comunidad de Madrid, emprendió una dura batalla personal contra la afición mas radical del Rayo, atribuyéndoles actos delictivos en los que ni siquiera estaban presentes. No vamos a defender a grupos que en alguna ocasión han podido ser culpables de algún suceso. Pero una persecución personal como han tenido y siguen teniendo, es del todo injusto. Y más si lo comparamos con otras aficiones con actos mucho más graves, y que siguen campando a sus anchas, con permiso de su Club, y con manga ancha de las instituciones.
Así que nos encontramos en la paradoja de como se ve al Rayo… Deportiva y socialmente, es un auténtico ejemplo. Dicho, y reconocido por aficiones rivales, con las cuales cada vez se producen más hermanamientos. Pero institucionalmente, seguiremos siendo solo el equipo del barrio. El que molesta, el de los delincuentes… Pero eso nos da igual. Nosotros estamos orgullosos de ser de barrio. Y preferimos que un aficionado del Eibar, el Deportivo de la Coruña o el Sevilla nos digan que se sienten como en casa cuando visitan Vallecas. O que digan por la televisión que un equipo de fútbol ayuda a una anciana a no perder su casa, a que el político de turno venga a hacerse una foto a Vallecas y crea que esa es su manera de dar limosna al pobrecito.
Porque no le necesitamos. Porque a día de hoy hemos subsistido sin ellos, y no hemos perdido nuestra identidad. Preferimos el respeto del mundo del fútbol, al respeto de los de traje y corbata.