Declaraciones desafortunadas, coqueteos varios y un enfado del madridismo. Esto es lo que ha suscitado esta semana Cristiano Ronaldo con sus últimas intervenciones y gestos públicos. Cristiano nos vuelve a mostrar su cara más desagradecida e incluso más inconsciente. Un jugador de su calibre, de su experiencia y sobre todo con su liderato debería de velar por la tranquilidad del club -de su club, el que le paga- y de sus aficionados. Una tranquilidad que pocas veces nos envuelve y que cuando lo hace los propios jugadores se encargan de destrozarla.
El ejemplo de Cristiano Ronaldo es el claro ejemplo de la órbita en la que viven todos los futbolistas. Acostumbrados a tenerlo todo, promovidos por su propio ego, obviando el sentimiento de los demás. Un reino donde brilla el egoísmo, la inmadurez y el dinero por encima de los sentimientos de los que con nuestro esfuerzo y pasión hacemos que ellos estén donde están, en la élite.
En el caso de Cristianoes indiscutible su peso en el equipo, por descontado nos tenemos que frenan y valorar su peso futbolístico solo propio de él, el mejor jugador del mundo, pero en este caso el respeto le ha flaqueado. Sus declaracionesque abren a puerta hacia un futuroalejado del Real Madrid y su coqueteo con el PSG denotan una falta de sensibilidad alarmante con respecto a su propia afición y hacia su propio club.
El problema no es un fallo en un momento dado o una declaración fuera de tono. El problema es que cada “x” tiempo amenacen con largarse para pedir más dinero, minutos o porque están tristes. El problema, y hablando en plata, es que a veces actúan como auténticos niñatos en lugar de actuar como profesionales como se presume que lo son.
No les queda claro a esos que exigen minutos sin merecerlos o que especulan con su futuro en el club más grande del mundo -para sembrar el miedo y obtener así un reconocimiento, que posiblemente tampoco se merezcan- que el Real Madrid está por encima de ellos, de todos. Que dejen ya de jugar con los aficionados y sus sentimientos, hay que decir ya está bien a estos chantajes públicos inconcebibles.
Cristiano Ronaldo se equivoca, una vez más. Indudable trabajador que se desacredita con ese tipo de acciones. Saludando al presidente del PSG, compartiendo confidencias con Laurent Blanc en el césped del Bernabéu tras los rumores que aseguran su marcha y desaparecido tanto en ese partido como en el de esta noche, en Nervión. No sé si su rendimiento es porque está disperso y preparando su marcha o tan solo es un error. Aún está a tiempo de demostrarnos que quiere seguir y que lo seguirá dando todo en este equipo al que hizo más grande y le hizo más grande.