Desde que comenzó el siglo XXI la vida del aficionado de la Real Sociedad ha sido un continúa montaña rusa. El inesperado subcampeonato del 2003 tras años sin pena ni gloria en la mitad de la tabla, fue solo un espejismo que culminó su existencia con el descenso a Segunda cuatro años después. Tras pasar tres años en la división de plata (una eternidad para un equipo que llevaba en Primera desde la década de los 60), el conjunto pasaría rápidamente de celebrar el ascenso a celebrar otro sorprendente éxito, como fue la cuarta plaza que garantizaba la presencia de la Real Sociedad en la Champions League 10 años después. La fortuna parecía que empezaba a sonreír a los txuri-urdin de nuevo. La crisis económica del club provocó que el club tuviera que fichar bonito y barato y empezar a contar mas que nunca con una cantera que no decepcionó. Parecía que la Real iba a consolidarse después de muchos altibajos en la zona alta de la tabla peleando por los puestos europeos, pero esto no ha acabado siendo así.
La salida de Philippe Montanier parece ser el primer capítulo de nuestra historia. El técnico francés llegó a España como un desconocido y se fue como tal (pregunte a cualquiera de sus amigos que muy pocos sabrán donde está entrenando ahora), a pesar de haber logrado meter a la Real es la máxima competición continental, algo que solo había sucedido tres veces hasta ese entonces. Para muchos la no renovación de Montanier fue algo comprensible, ya que estos tenían la sensación de que el cuarto puesto se había logrado gracias a a la calidad de los jugadores, y que mediante la anarquía, fueron el terror de muchos equipos en el tramo final de la temporada 12-13. Pero si el éxito y salida de Montanier podía sorprender, su sustituto lo hizo aún mas. Jagoba Arrasate, un hombre sin experiencia en el fútbol profesional, era la apuesta de la Real Sociedad. Un entrenador joven y que conocía la cantera. Una apuesta arriesgada, pero podía salir bien, y el inicio fue esperanzador. Tras clasificarse a la Champions de forma brillante, la Real firmó una brillante primera vuelta (hasta el día de hoy sigue siendo la mejor primera vuelta desde el regreso a Primera) que hizo soñar a los aficionados con volver a pelear por la cuarta plaza.
En Europa el fracaso fue estrepitoso, pero la dificultad del grupo y la falta de experiencia en este tipo de competiciones, hicieron que no se pudiera culpar demasiado al equipo. Fue en la segunda vuelta donde todo cambió y empezó a oler a muerto. La Real empezó a pinchar partidos asequibles en donde la falta de ambición del entrenador de la Real se hizo patente.
Cada vez que la cuarta plaza se alejaba mas, Arrasate hacía incapié que seguían en puestos europeos. Al final, la Real acabó reculando tanto, que en la última jornada cayó en su estadio ante el Villarreal, provocando que la Real acabara séptima y que fuera a Europa debido a la plaza que da la Copa del Rey y que el Madrid no usó al estar clasificado para Champions. En Copa del Rey el equipo rozó una final 26 años después, y aunque un lamentable arbitraje pribó a la Real de poner en mas apuros al Barcelona, la inexplicable decisión de Arrasate de sacar a suplentes en esta eliminatoria en vez del once de gala, todavía chirría en los aficionados.
La segunda temporada a Arrasate apuntaba mal desde el principio. La Real había entrado en Europa por los pelos, y ya sin Griezmann y Bravo nadie pensaba que pudiera igualar lo realizado el año anterior. Y así fue. En Europa League la Real Sociedad no pasó de la previa tras ser masacrada por el Krasnodar ruso. En Liga se vivió un auténtico estropicio al lograr 6 puntos de los 30 posibles en las 10 primeras jornadas. Arrasate estaba acabado y hacía falta un nuevo entrenador. Por primera vez en años la Real parecía querer apostar por un entrenador de auténtico renombre que aprovechara el talento de la plantilla, y cuando la opción de David Moyes se presentó, pareció no haber dudas. A pesar de su mal año en el United, Moyes había consolidado al Everton como uno de los grandes equipos de Inglaterra colocándolo justo detrás de los gigantes del país y dispuntándoles una plaza europea de cuando en cuando. Una situación como esa es la que le hubiera gustado tener a la Real, por lo que el escocés llegó a Donosti con la misión de estabilizar a la Real en una zona respetable de la tabla que amenazara con llegar a Europa de cuando en cuando. Además, Moyes tenía el añadido de haber perdido prestigio en su país tras su mal paso por el United, por lo que uno podía pensar que este vendría a Anoeta con ganas de demostrar su valía.
La mitad y media de temporada de Moyes era a priori difícil de calificar. El equipo no jugó realmente bien nunca, pero se sacaron los resultados necesarios para tener un final de temporada tranquilo y preparar motores para la siguiente. Esta ya ha comenzado, y tras 10 jornadas, la Real Sociedad solo tiene 3 puntos más que el año pasado. Si el año pasado la decepcionante temporada se vio venir, este año los aficionados de la Real si que han recibido un duro impacto. Tanto entrenador como plantilla son los mas caros de la historia. Además el club se había reforzado con jugadores importantes como Illarra y Jonathas, mientras que había obtenido las cesiones de Rulli, Reyes y Bruma. Uno ve el once de la Real y a uno le gusta lo que oye, pero el juego del equipo suele dejar mucho que desear. Ahora bien, ¿es culpa de los entrenadores que este equipo no llegue a despuntar, o es que en el fondo la Real no tiene tan buen equipo? Empecemos con Moyes. Desde su llegada la Real Sociedad ha mejorado atrás, y salvo algún día malo, Íñigo Martínez ha recuperado ese nivel que hizo que sonara para equipos importantes. Y ya está. Realmente es el único aspecto en el que Moyes parece haber logrado progresos. Probablemente su mayor defecto es el de querer hacer un fútbol que no beneficia a sus jugadores. Canales, Zurutuza, Vela, Prieto, Bruma, Castro, Illarramendi, Pardo, Granero,…Son jugadores que disfrutan teniendo la pelota, pero en la mayoría de partidos el equipo solo se limita a colgar balones en busca de Agirretxe, el cual por suerte para la Real, está en estado de gracia. No es de extrañar que de los 12 goles anotados por los donostiarras, 8 hayan sido de Agirretxe (además, 2 de los 4 goles restantes fueron en la recta final de la goleada al Levante en un partido que el propio Agirretxe había allanado con un gol y una asistencia). Imanol es el único que tiene la ocasión de marcar, y ojo, no está mal querer buscar a un matador nato como él, pero claramente la Real está desaprovechando todo el talento que tiene detrás de él al impedirles que sumen de forma mas clara al ataque.
El tema de los cambios es también un misterio sin resolver. Se ha vuelto una tónica habitual en los partidos de la Real Sociedad que Moyes no empiece a hacer cambios hasta que no faltan mínimo 10 minutos, lo que le ha empezado a costar puntos al equipo. La Real ha empatado partidos donde los tres puntos eran factibles sin que del banquillo saliera un revulsivo o simplemente algo que denotara algo de ambición. Al mismo tiempo, partidos que estaban ganados, se han perdido o complicado tras ver como el rival se iba viniendo arriba y la Real se quedaba sin fuelle y con tres cambios disponibles.
Además Moyes está mostrando una absoluta falta de valentía al tener a Carlos Vela como uno de los pocos indiscutibles del equipo. El comienzo de temporada del mexicano está siendo francamente malo y Moyes en vez de motivarle como ha hecho con Agirretxe al traer a Jontathas, le premia con mas minutos con la esperanza de que vuelva a ser el de hace unos años. Vela está ahora mismo en una posición de intocable similar a la de Cristiano en el Madrid en la que él solo ser sustituido parece un pecado, cosa que nadie parece entender en las gradas de Anoeta. Pero el caso de Vela nos lleva a pensar en lo siguiente, ¿acaso puede hacer algo mas con esta plantilla? Obviamente la afición realista tiene unas expectativas muy altas de su equipo desde que este se metió en Champions y eso a veces evita ver la realidad. La base del equipo es en cierta parte la misma, pero los años van pasando. Prieto es un jugador de calidad todavía, pero al que le cuesta firmar 90 minutos al primer nivel. De Vela ya hemos hablado, y jugadores como Granero o Canales (de los que no pongo en duda su profesionalidad) ya han tenido su momento de gloria en otros equipos, por lo que tal vez no hayan llegado a la Real con el mismo hambre que tienen los aficionados. Los fichajes tampoco han sido acertados en el último par de años. Bruma venía como un refuerzo interesante para dar fondo de banquillo, pero aunque este parece echarle ganas, no parece mejorar lo que aporta el filial. A pesar de estos problemas, ver a la Real cerca de los puestos de descenso resulta chocante. Con la plantilla mas cara de su historia, los aficionados de la Real no quieren ni pueden conformarse con otra temporada en tierra de nadie y menos aún llevarse algún susto, sobretodo porque Anoeta vio como el año pasado tanto Madrid, Barcelona, Atlético y Sevilla caían en su feudo, por lo que la calidad del equipo es mas que patente. ¿De donde llegará la reacción?