Este martes vuelve la Champions, y sin duda uno de los choques mas interesantes será el del Arsenal y el Barcelona. El equipo español parte con gran favoritismo ya que aunque el Arsenal tiene la Premier mas a tiro que nunca, el nivel de su plantilla no genera la suficiente confianza suficiente como para creer en una machada gunner. Arsenal y Barcelona se han visto las caras muy a menudo en Europa ultimamente, pero este choque se torna un tanto especial ya que este choque se producirá casi 10 años después de la final de la Champions que ambos disputaron en París y que en mi opinión cambió la historia del fútbol mundial. Creo que no es exagerado decir que el Barcelona, cuando un tal Cruyff llegó al banquillo del Camp Nou, a comienzos de los 90 tenía un palmarés mas cercanos al del Atlético de Madrid que al del Real Madrid. La revolución del holandés provocó que el Barcelona diera un golpe en el panorama nacional logrando 4 Ligas consecutivas, y quitándose sobretodo ese trauma que era no tener ni una sola Copa de Europa. Sin embargo los buenos tiempos en Can Barça se fueron tan rápido como llegaron, y mientras los catalanes aún conseguían algún título como la Liga de Van Gaal, no era comparable con el resurgir del Madrid que después de 32 años había añadido tres Champions a su palmarés. Para colmo el Barcelona vio como el Valencia y el Deportivo se consolidaban en la zona noble, por lo que paso a ser mas normal ver al Barcelona luchar por quedar entre los cuatro primeros que por el título. El Barcelona volvería a auparse a lo alto de la tabla gracias a otro holandés: Frank Rijkaard. Aunque la labor de este ha quedado un tanto en la sombra debido a los éxitos de Guardiola, no hay que olvidar que Rijkaard tomó al Barcelona en un momento muy delicado y lo aupó a la cima a base de un fútbol totalmente exquisito y que vio concluido su éxito con la consecución de la Copa de Europa.
La final entre Barcelona y Arsenal disputada en 2006 fue sin duda un gran encuentro. Los invencibles de Wenger habían perdido el trono en Inglaterra ante el Chelsea de Mourinho, pero era una época en la que Inglaterra rendía bien en Europa y donde no era raro ver hasta 3 ingleses en semifinales. Real Madrid, Juventus y Villarreal fueron los equipos que el Arsenal dejó en la cuneta demostrando así su nivel. El Barcelona por otro lado también tuvo un enorme camino a la final. El Chelsea lo máximo que sacó ante estos fue un empate en el partido de vuelta de octavos. El Benfica había eliminado al campeón vigenge (el Liverpool) pero acabó cayendo en el Camp Nou. El último escollo era el Milan con el que el Barcelona disputó una épica eliminatoria resuelta por un solitario gol de Giuly. La final estaba en marcha con nada mas y nada menos que dos de los equipos mas atractivos de ver del mundo. El Arsenal no había catado el máximo título europeo y como era de esperar en el equipo de Wenger, salió a plantar cara de tú a tú con el Barcelona que había salido un tanto mas conservador con Van Bommel y Edmilson en el once. Lo que tal vez pudo haber sido el centro de las críticas contra Rijkaard acabó siendo mas provechoso, y el orden del Barcelona se acabó imponiendo al ímpetu inglés cuando el Eto’o cazó a la defensa del Arsenal y se quedó solo ante Lehmann. El guardameta alemán derribó al camerunés fuera del área y el árbitro lo expulsó con roja directa. El partido se había puesto cuesta arriba, pero nadie preveía que sería cuesta arriba para el Barcelona.
El Arsenal se había quedado con uno menos y todo su planteamiento quedó en nada. Sin embargo una falta señalada al cuarto de hora de la expulsión, fue colgada por Henry y rematada por Campbell que puso el 0-1 en el marcador para sorpresa de todos. Inexplicablemente el Barcelona se iba perdiendo al descanso, en un final todavía mas grotesco para los culés después de que Eto’o golpease al palo. El segundo periodo comenzaba con el cambio mas lógico al salir Iniesta en lugar de Edmílson, y la salida del Larsson, el hombre comodín de Rijkjaard por Van Bommel. El Barcelona dominaba pero el Arsenal tenía gente muy rápida arriba y estuvo realmente cerca de anotar el 0-2 en varias ocasiones, gracias al talento de Ljungberg y Henry, que atacaban al Barcelona en cualquier oportunidad de contraataque. Belletti salió por Oleguer en el 71. El tiempo se acababa y al Barcelona se le empezaban a aparecer los fantasmas de sus anteriores finales de Copa de Europa, las cuales habían sido motivo de frustración excepto aquella de Wembley contra la Sampdoria. Sin embargo, Larsson demostró una vez su importante papel en este equipo dando una asistencia de oro a Eto’o que batía a Almunia por el único hueco que había en el palo derecho. El Barcelona había hecho lo mas difícil que era romper la lata y el 2-1 no tardaría en llegar. De nuevo Larsson, esta vez en la banda contraria, mandaba un balón a Belleti que entraba por banda dispuesto a colarse en el área. El brasileño disparó y el balón entró por debajo de las piernas de Almunia cerrando un partido que el Arsenal ya tenía imposible con menos jugadores y sin apenas tiempo. Una tremenda final que creó los cimientos del Barcelona que es hoy en día. La Champions de Rijkaard. La Champions de Larsson. La Champions de Belletti. La Champions del barcelonismo.