El aficionado al fútbol puede ser muy dispar. Están los que son de los equipos grandes, plagados de estrellas, que creen que “sufrir” es no ganar una final de Champions. También nos encontramos con los que solo van al campo cuando viene a jugar grandes equipos o el equipo de la ciudad se juega algo importante.

Y por último están los aficionados realmente forofos que van a ver al club de sus amores, llueva, nieve o haga sol, esté en primera o en 3º regional. Su equipo no obtiene cantidades enormes de dinero de las teles, no puede fichar a grandes estrellas y muchas veces, sobretodo si está en segunda o en categorías inferiores, ni siquiera podrá ver resúmenes de los partidos. Esos son los verdaderos aficionados, los de los equipos humildes.

 

Celebración del Ascenso de Real Valladolid 2011/2012. FOTO: Realvalladolid.es

Cuando se sigues a un club humilde puedes experimentar cosas que nunca conocerán los aficionados que animan solo a los grandes.

Visitar campos donde las dimensiones no son las establecidas y, aún así que gane tu equipo. Ver los partidos casi a pie de campo, donde cuando se tira un corner o una falta casi puedes darle instrucciones y ánimos al jugador al oído. Los viajes siempre serán más económicos, aunque menos multitudinarios. Eso sí, dependiendo de cada afición y de a donde sea el desplazamiento.

El ser aficionado de un equipo humilde hace que tengas que tengas que ver los partidos en horarios no demasiado recomendables, como un lunes a las 21:00 en invierno, en zonas donde no se aconseja ni salir a la calle a esas horas por el frío. O a las 16:00 de la tarde en mayo en la zona sur de España (ya puedes ir con sombrilla y bien de agua para combatir el calor). Eso hace que sean aficionados “todo terreno”.

Si sigues a un equipo humilde vivirás el fútbol de verdad, ese que emociona y te tiene en pie los 90 minutos de juego. Experimentarás el subidón que se produce cuando tu equipo marca o gana a uno de los grandes gigantes de la liga española. Te indignarás por ver el campo lleno solo en esos partidos, y medio vacío cuando tu equipo realmente lo necesita.

Vivirás uno de los momentos más emocionantes que existen en el mundo del fútbol, conseguir la permanencia a pocos minutos de que termine el último partido de la temporada, pendiente por la radio de como van tus rivales directos para avisar a media grada cuando marcan o reciben un gol. Esa sensación solo la tienen los aficionados que siguen a los equipos humildes. Aunque también estarás en los momentos más malos, los descensos, cuando tu equipo no ha podido salvarse y la tristeza y la rabia te invaden. Aunque seguirás el próximo año.

Si tu equipo juega el Playoff de ascenso, podrás ver tu ciudad engalanada, apoyandolo, y aunque las horas de los partidos no sean las mejores, harás lo posible por ver ese espectáculo. Animando hasta dejarte la piel y hasta el último minuto.

Y si tu equipo es el que consigue el ascenso (directo o en playoff)….. ese momento no se puede explicar con palabras. Te abrazas hasta con el último socio que está en tu grada y ves la ilusión en los ojos de la gente, de haber salido del infierno.

Todos estos momentos y muchos otros, tanto buenos como malos, solos puede vivirlos el aficionado que sigue a un equipo humilde. Y son ellos los que viven el fútbol en estado puro.