José González, en su primer encuentro a los mandos del Granada. |
A pesar de la desconfianza generada con la llegada de José González al banquillo del Granada, con el paso de los días, incluso propios jugadores de la plantilla, decían que los métodos de entrenamiento recordaban mucho a aquellos de Fabri, aquellos con los que bien cabe recordar, se consiguieron dos ascensos de manera consecutiva, de Segunda División B a Primera División. En su primer partido como entrenador en el banquillo rojiblanco ante el Deportivo en Riazor, se pudo ver un equipo con una cara diferente a la mostrada en partidos anteriores, con una nueva de intención de juego, y con otra predisposición sobre el césped, haciendo bueno, al menos en el primer encuentro, el efecto González en el banquillo.
Fluidez y seguridad defensiva. Poco o nulo riesgo en zonas de peligro con el balón en el pie. Un centro del campo exigente, apostando con músculo en la zaga del eje de la creación de juego. Apostando por la velocidad y verticalidad por las bandas. Conceptos que bien recuerdan a aquella época dorada con Fabri en el banquillo. Quien sabe si será un efecto a corto o largo plazo, aunque lo importante y primordial hoy por hoy es que sea un efecto que dure hasta lograr como mínimo la ansiada permanencia. Aunque como todo, también tiene su lado negativo: la puntería. Una asignatura pendiente, que se viene arrastrando desde cursos atrás. Un escollo aún por resolver…
Artículo realizado por David Jesús García Leyva (@DavidGLeyva).