Más allá de un deporte, como es el fútbol de once contra once, u otras disciplinas deportivas, es un acontecimiento que debe servir como ejemplo, como ejemplo de educación, respeto y juego limpio. Unos valores a inculcar en generaciones futuras, unos valores fijos que deben erradicar y borrar del mapa la violencia del deporte. Una violencia que con el paso del tiempo, por desgracia, ha pasado a ponerse de moda entre aquellos que se hacen llamar “aficionados”, y que cuya única afición, es la de manchar la imagen de un espectáculo como es el deporte. Una lacra que en algunos casos, ha llevado al extremo del temor, el temor de padres que no quieren llevar a sus hijos a los estadios para no presenciar algo que se ha hecho, por desgracia, demasiado cotidiano, y que para sus hijos no tomen como ejemplo la actitud de algunos bárbaros.
