En el FIFA 2003, Matteo Brighi, italiano de 22 años, logró una calificación de 97 puntos, la más alta en la historia de la franquicia, superada luego en una ocasión (Ronaldo 98, FIFA 05). ¿Qué fue de él?

Brighi comenzó su carrera en el Rimini, equipo de la Serie C, donde debutó antes de cumplir la mayoría de edad. En el año 2000, con 19, la Juventus le firmó, petición expresa de Carlo Ancelotti. A su llegada, fue comparado por Moggi, el director deportivo, con Fernando Redondo. En la Juventus lo tuvo difícil. Brighi era joven y en aquel equipo bianconero jugaban en el centro del campo futbolista de la calidad de Conte, Zidane o Davids. Un verano después llegaría también Nedved, por lo que Brighi salió cedido en 2001 con destino a Bolonia. En el Bolonia se hizo titular indiscutible en la temporada 2001-2002 y aquel curso magnífico le valió para el salto al estrellato definitivo: fue galardonado con el Premio a Mejor Jugador Joven de la Serie A y convocado por Trappatoni para el debut con Italia absoluta.

Todo esto provocó que Brighi tuviera una tabla de estadísticas desmedida en el FIFA 2003, que salió en octubre de 2002. Aunque Brighi ya no estaba en la Juventus. Tras ganar con la Juve la Supercopa de Italia, el club vendió el 50% de su pase al Parma en la operación por Di Vaio. En el momento del lanzamiento, los 97 puntos de media que tenía Brighi suponían la cifra más alta jamás lograda por un futbolista en la historia del videojuego. A día de hoy, solo Ronaldo Nazario ha logrado superarlo, cuando en la edición de 2005 logró 98 puntos.

Brighi era un mediocentro muy polivalente. Podía jugar como pivote, pero también como pasador o llegador. Por eso, las comparaciones sobre su figura nunca cesaron y le igualaban a jugadores como Tommasi, Ancelotti o Fernando Redondo. Había muchísimas expectativas puestas en él. Pero en esa 2002-03 apenas pudo jugar. Se perdió la mitad de la temporada en la enfermaría por diversas lesiones.

La presión que había puesta en él era desmedida y a él, un chico muy tímido, introvertido y al que le gustaba alejarse de los focos, la situación le sobrepasó.

Tras un año otra vez a gran nivel cedido en Brescia, en 2004 la Juventus recuperó ese 50% de los derechos que tenía el Parma por 11’5M€, pero en vez de quedarse en la Juventus fue vendido definitivamente a la Roma, en la operación que llevó al brasileño Emerson a Turin. La tarifa por la que la Roma fichó a Brighi se selló en 16M€, pero de manera inexplicable el equipo de la capital no se quedó con el jugador, sino que lo envió a préstamo al Chievo Verona a la vez que del Chievo se iba a Turín Perrotta. Brighi pasó 3 campañas en Verona.

Brighi cuajó tres temporadas a gran nivel allí, lo que le valió para, en 2007, firmar un nuevo contrato con la Roma y jugar en el equipo durante varios años a las órdenes de un Luciano Spalletti que fue uno de sus máximos valedores para jugar al lado de De Rossi, Totti o Taddei.

En 2008 Marcelo Lippi, quien había sido uno de sus entrenadores en la Juventus, admitió que «es un de esos centrocampistas que todo entrenador querría tener por la manera que tiene de dirigir, pero creo que al inicio de su carrera se le puso demasiada presión«. Y es que, su gran nivel en aquellos años propició que Lippi volviera a convocarle con una Italia que entonces era vigente campeona del mundo. Habían pasado siete años desde que Brighi había debutado y ahora, con 28 años, podía ganarse un sitio junto a Pirlo, De Rossi y Gattuso.

La realidad es que, tras uno par de convocatorias, el técnico dejó de confiar en él y no terminó ganándose un sitio en la lista para el Mundial 2010, donde Italia no pasó de grupos. Tras 4 años a gran nivel en Roma y justo al cumplir los 30, volvió a empezar a cambiar de equipos.

Atalanta, Torino, Sassuolo, vuelta a Bolonia, Perugia, Empoli… Se convirtió en un coleccionista de equipos en los que difícilmente militaba más de un curso seguido (algo habitual en Italia). En 2019, con 38 años, decidió poner punto final a su carrera tras jugar en el Empoli.

En los inicios de Brighi, Carlo Ancelotti esgrimió que Brighi era un jugador que le recordaba mucho a él mismo en sus años como futbolista, pero que era muy tímido y que debía serlo menos para un mundo tan complicado y tan abierto como el fútbol.

Ahora, Matteo Brighi tiene una escuela de niños en Rimini con otros amigos y trabaja para la Asociación de Futbolistas de Italia. No se ve como entrenador profesional, porque admite que hay dinámicas en el fútbol de hoy en día que no le gustan (aunque ha ayudado con la Sub21).