Más amenazas que oportunidades para un deporte cuya selección cuenta con la estrella en el pecho: ¿qué hacer para remontar la situación?

Aitana Bonmatí, en la BBC: «Nada ha cambiado en la liga, seguimos con los mismos problemas de siempre»

El pasado 18 de abril, Aitana Bonmatí declaraba en una entrevista para la BBC: “Me gustaría decir que todo ha cambiado y que la Copa del Mundo nos ha dado más cosas, pero no es así. Lo comparo a cuando Inglaterra ganó la Eurocopa y cambió todo, pero nosotros hemos ganado el Mundial, que es más grande y no, nada ha cambiado, especialmente en la liga. Seguimos con los mismos problemas de siempre. Tenemos muchos problemas”.

Contundente mensaje el de Bonmatí. Un toque de atención a la Liga F española. Pero, “¿qué pasa con España?” Muchas son las cosas a mencionar: por ejemplo, la Liga F sigue sin patrocinador oficial; el Betis y el Sevilla arrastran poco más de 300 personas a sus gradas, mientras en Inglaterra la asistencia media es de 13.000 espectadores; la RFEF cambia la sede para la disputa de la Final Four de la Nations League dos semanas antes de su celebración; y, en los clubes, el fútbol femenino sigue siendo visto como un agujero económico en vez de como un producto altamente rentable a largo plazo. Es impensable que esto pase en España, con una selección que se proclamó en agosto de 2023 Campeona del Mundo. ¿Cuáles serían esas piezas que se necesitan para impedir que el ‘futfem’ español retroceda?

  1. Fútbol base: desarrollar una estructura de canteras y escuelas femeninas de fútbol que pueda englobar a niñas de los 3 a los 18 años para que se aproximen a este deporte y empiecen a ‘conseguir tablas’ en el mismo. Hay que cuidar el futuro. Si una niña quiere empezar a jugar al fútbol, hay que darle la oportunidad. Cuantas más niñas la tengan, más podrán llegar a la élite, lo que contribuye a tener un producto de calidad.
  2. Mejores medios y condiciones: los campos de césped artificial no podrían tener cabida en una liga calificada de “profesional”. Dotar a los equipos de mejores condiciones a nivel técnico-físico y táctico es vital para desarrollar su competencia y poder tener una liga más competitiva. Por ejemplo, el pasado septiembre se subiría de forma progresiva el salario mínimo de las jugadoras, de 16.000 euros a 23.500 en tres años, una mejora que afecta a su rendimiento, mejorando el mismo. Conforme mejores sean los medios y las condiciones, más aumenta el rendimiento de las jugadoras.
  3. Necesidad de un plan común: se necesita un plan común como Liga F que pueda extrapolarse al resto de clubes, y que también, los clubes sean capaces de atraer al público interesado en fútbol femenino —que es distinto al masculino, aunque alguno sí lo sea.
  4. Mayor impulso por parte del Consejo Superior de Deportes (CSD) y RFEF en cuanto a un plan de viabilidad económica para el fútbol femenino español, poniendo el foco en los clubes independientes.
  5. Imagen y patrocinios: el fútbol femenino debe de empezar a ser rentable por sí mismo. El Barcelona Femenino lo ha conseguido, principalmente, gracias a estrategias de patrocinios, convirtiéndose en 2024 en el equipo que más ingresos genera: un total de 13,4 millones de euros según el Deloitte Football Money League. Desde los clubes deben buscarse tales acuerdos exclusivos de patrocinadores para con sus secciones femeninas. Así, el crecimiento estará sostenido.

En definitiva, las expuestas son algunas de las claves que mejorarían la situación actual del fútbol femenino español, cuya gestión preocupa a muchos. Querer es poder. Querer cuidar el producto implica poder hacerlo. Elegimos creer que se quiere cuidar, porque lo único claro es que el fútbol femenino es presente, pero también futuro.