Fue un 30 de abril de 1986 la primera vez que un joven Bodo Illgner pisaba el Santiago Bernabéu. Era la final de la Copa de la UEFA, la cual enfrentaba a Real Madrid y Köln en una eliminatoria a ida y vuelta donde la ida se disputaría en la capital de España. Ese día Illgner tuvo que ver desde el banquillo como una leyenda de las porterías alemanas como Schumacher, encajaba un total de cinco goles, que dejaban la eliminatoria mas que sentenciada. Quien diría por aquel entonces, que ese portero suplente en el que nadie se había fijado, volvería al Bernabéu poco mas de 10 años después para lograr un premio mucho mayor que el que el Madrid logró ese día: La séptima Copa de Europa de los madridistas 32 años después, tras aceptar la llamada de Fabio Capello. Un portero que impactó tanto en el Real Madrid, que cuando Capello volvió al Madrid en 2006 dijo que su equipo tenía dos grandes porteros, Illgner y Diego López (se presupone que Capello quería decir Iker, pero la nostalgia debió imponerse al italiano aquel día).

Colonia y Madrid fueron sus únicas dos casas futbolísticamente hablando. En la primera, Illgner, que había llegado en 1983 para jugar en las divisiones del Köln, tenía como misión ser el guardameta suplente del ya mencionado Schumacher. Sin embargo, el legendario portero alemán vio terminada su carrera en el Köln y en la selección después de que decidiera publicar un polémico libro en donde no solo hablaba de cosas tan controvertidas como el dopaje o los árbitros, sino que desvelaba también secretos de varios jugadores, entrenadores y directivos alemanes. Illgner ocupó su puesto en ambos lugares en donde acabaría teniendo una suerte dispar, ya que mientras en Colonia no ganó nada, en 1990 ganó el Mundial de Italia siendo clave al detener uno de los penaltis de Inglaterra en la tanda de semifinales. En 1996, la llegada de Capello al Madrid fue una revolución. Los blancos venían de hacer una temporada tan mala que no habían logrado entrar en Europa, y con la Ley Bossman ya en vigor, Capello decidió traerse a los mejores talentos internacionales. Probablemente la llegada que mas dudas generó fue la de Illgner. Aunque había sido campeón del mundo, ya habían pasado seis años, y este no dejaba de ser un portero de un equipo no puntero en Alemania y que ya no iba a la selección tras renunciar a ella, que ya tenía 30 años, y del que mas de uno no había oido hablar. Sin embargo, Illgner demostró una vez mas ser uno de los mejores cancerberos de las últimas décadas hasta que su físico se lo permitió. Illgner redondeo su carrera con una Liga y dos Champions (aunque la última de estas ya la tuvo que ver alejado del césped) hasta que decidió colgar los guantes en el 2001. Illgner podría haber seguido jugando, pero al verse lejos de su mejor nivel, puso fin a su carrera para centrarse en su familia, algo que no sorprendió de un hombre que había tomado decisiones tan polémicas como no ir a Cibeles a celebrar la Champions del 98.

Como era de esperar de un jugador que se había retirado «antes de tiempo», Illgner se alejó del fútbol, pero sin embargo no lo hizo de España. Illgner decidió disfrutar de su retiro junto al maravilloso clima del Mediterráneo en Alicante intercalado con algún que otro viaje en caravana. En un giro bastante poco habitual en un ex-jugador, Illgner publicó junto a su esposa una novela. La historia llamada Alles (Todo en español) fue una idea de su mujer Bianca, la cual añadiría vivencias y anécdotas reales de la pareja, y en la que Illgner poco a poco empezó a colaborar en el proceso creativo. Poco a poco, el gusanillo del fútbol volvió a llamar a Bodo, pero al contrario que muchos, este decidió hacerlo lejos de los banquillos. En palabras del propio jugador, el trabajo de entrenador le parece sumamente cansado y agitado debido a todos los frentes a los que hay que plantar cara. De esta manera Illgner decidió seguir disfrutando del fútbol de una forma no participativa en el juego como comentarista. En los últimos años hemos podido ver a Illgner en canales alemanes e ingleses aportando su grano de conocimientos futbolísticos a las transmisiones de Premiere, Sky Sports o Bein Sports. Aunque el trabajo en los banquillos no parece de su agrado, el alemán confesó que el puesto de directivo si le atraía mas por la posibilidad de poder ejecutar planes a largo plazo. Con menos de 50 años todavía, quien sabe si no vemos a Illgner en el organigrama de algún club alemán.