
Se fichó a Cesc Fábregas, Courtois, Luis Filipe y Diego
Costa, además de a Drogba y Zouma. Con ellos el Chelsea no solo aumentaba la
calidad de su XI inicial, sino que permitía rotar a sus jugadores para que
llegasen frescos al final de temporada. Así, en el último partido que jugó el
Chelsea, que fue l martes contra el Schalke en el banquillo aguardaban su
oportunidad Peter Cech, Zouma, Filipe Luis, Mikel, Ramires, Schurrle y Drogba.
A estos hay que añadir los que se quedaron fuera de la convocatoria, como Remy o
Salah.
Quizás algunos de los suplentes del Chelsea no sean lo
suficientemente buenos como para jugar unas semifinales de Champions en un
ambiente hostil por mucho Mourinho que haya en el banquillo. Sin embargo, son unos magníficos jugadores
para enfrentarse a 17 de los 20 equipos que hay en la liga inglesa. No solo
sirven para esto, sino que en un momento dado pueden actuar como revulsivo para
cambiar un resultado adverso.
Con los 25 jugadores del primer equipo, más algunos
canteranos como Aké, o Crhistensen, el Chelsea puede completar dos magníficos
equipos, de garantías y muy conjuntados. Por si esto fuera poco, con la
amplísima plantilla construida con mucho tino por el entrenador de Setúbal, pude
cambaiar su forma de jugar en función del rival. Pude decidir reforzar en
centro del campo e introducir a Raires, o jugar con doble punta y meter a
Drogba y Costa en el área contraria. O quizás buscar (Aún más) poderío aéreo
jugando con Terry, Cahill, Ivanovic. En definitiva, multitud de opciones tanto
en defensa como en el centro del campo o en ataque. Una buena plantilla con la
que hacer frente a las cuatro competiciones on garantías.