Algo increíblemente reseñable y poco frecuente en el
Madrid es que nunca sabemos quién va a destacar ese día. Acostumbrados a una “rutina
cristaniana” en la que todo giraba en torno al mismo futbolista- Cristiano Ronaldo-, hoy nos encontramos
ante la maravillosa duda de quién será el mejor del partido. No importa si
Kroos, si Modric o si James, no importa si es Cristiano, Casemiro o Jesé, lo
que importa es que el equipo brilla
en su totalidad y eso hace que los jugadores (todos) puedan brillar
individualmente.

Al Real Madrid poco le importa el sonido de fuera, los
rumores que indican una mala relación con el cuerpo técnico o los debates políticos
que embarran a otros clubes. Poco le importan las esteladas, la independencia, los
fraudes a hacienda o los escándalos. Que se maten fuera, que nosotros
seguiremos entrenando. El único problema que rodea al madridismo es el deportivo,
y viendo lo visto, ya es mucho. A Benítez solo se le puede poner entre las
cuerdas ante los micrófonos cuando se le pregunta por qué este u otro jugador,
o por qué cambio antes de tiempo a aquel, nada más. Lo demás va sobre ruedas. Y
según lo que nos muestran sobre el verde, seguirá yendo.