Mucho se ha especulado sobre la posible titularidad de Sami Khedira en la final que el sábado enfrentará al Real Madrid contra el Atlético. Tras haber estado 6 meses ausente por una lesión que lo marginó de los terrenos de juego, el alemán ha vuelto a vestirse de corto y ya son 2 los partidos que ha disputado con el conjunto merengue desde su recuperación.
 
El primero de ellos fue ante el Celta en el que lo vimos con un bajo ritmo de juego además de exhibir sus ya acostumbradas limitaciones técnicas. Esas que el Cholo conoce y que supo aprovechar en uno de los  momentos más críticos de la temporada del Real Madrid. Hablo de la derrota (0-1) encajada por los merengues en el Bernabéu en la ya lejana 7ma jornada de la Liga BBVA. Aquella tarde los colchoneros decidieron dejarlo recibir libre para luego apretarlo y provocar el error del alemán. Conocen las dificultades que tiene Khedira con la pelota. Sabían que por ahí pasaba una de las claves de aquel partido.
 
Aquella derrota fue un punto de inflexión en la temporada del Real Madrid. Luego de ella el 4-2-3-1 le dio paso al 4-3-3 y Sami Khedira fue perdiendo lugar en el equipo en detrimento de un genial Luka Modric. El juego asociado y de posesión se afianzó en la fluidez con que circulaba la pelota sin la presencia del alemán.
 
Entonces surge la incógnita: ¿Es necesario Khedira? La respuesta es un rotundo NO. La razón es simple: No tiene la capacidad técnica que se requiere para garantizar posesiones de calidad que permitan desordenar al rival. Más allá de ser un jugador tácticamente ordenado por momentos llega a ser un auténtico estorbo cuando tiene la pelota: predecible, tosco y lento. No hay mayor riesgo que darle el balón en la salida del equipo. Cuando se atreve a sumarse al ataque no es más que para ratificar sus limitaciones y dejar descompensado al grupo.

 

Sami Khedira llegaba al Real Madrid en el verano del 2010 con la premisa de darle orden y equilibrio a un mediocampo que había sufrido varios fiascos en las temporadas anteriores hasta la llegada de “El profesor” Xabi Alonso. El alemán compartió el eje central con el donostiarra durante las temporadas que Mourinho estuvo como técnico y su trabajo fue correcto. No desentonó en sus labores defensivas en las que siempre se desempeñó con gran ímpetu. Pero el precio que se paga por cada pelota que recupera el alemán es muy alto. Sus decisiones son inocuas e intrascendentes, carecen de profundidad e inventiva. La brillantez no es lo suyo. El Real Madrid tampoco.