Querer es poder y para poder es necesario creer. La campaña de marketing #YoCreo ha tenido gran acogida en la afición amarilla. Tal vez, con el escenario actual no sobran motivos con los que llenar la maleta de optimismo, pero es el único camino que puede conducir al éxito. Todavía recordamos desde la nostalgia la eliminatoria contra el Athletic B y cómo se escapó la ilusión por los aledaños de Carranza. El Cádiz necesita resetear la memoria y saber que la historia no juega el sábado a las 21,00 en el «templo» amarillo.

Uno de los argumentos irrefutables donde el Cádiz ganará seguramente por goleada es en el apoyo del público. Nadie da más por menos. Los cadistas son una especie en extinción, por su originalidad y a veces por su capacidad salvando los obstáculos. Jugando siempre a nivel de Primera División, independientemente del rendimiento de su equipo. Niños que apenas enlazan palabras y lucen con orgullo sus camisetas brillantes dotadas del escudo bordado cerca del corazón. Personas mayores que le dan sentido a su vida cada fin de semana gracias a comentar los aventuras de su equipo. Incluso Erasmus que sienten Cádiz de igual manera que los gaditanos nacidos en la orilla de la playa.

El Racing de Ferrol será el primer enemigo deportivo que visitará Carranza (esperemos que no sea el último). Conjunto que tiene en sus filas varios exfutbolistas del Cádiz (Nano entre ellos). Los gallegos han finalizado la liga regular atravesando un bache preocupante de resultados y medirán la ansiedad frente a un Cádiz inmerso en dudas a nivel táctico. Es un día para olvidar rencillas del pasado, cada futbolista necesita sentir el aliento de los suyos en cada balón porque la batalla requiere máximo compromiso. La primera de una de las 6 batallas que pueden mandar al conjunto amarillo a una zona donde merece vivir experiencias inolvidables.

Cadistas de liguilla, cadistas de cuna y cadistas por el mundo, todos sois necesarios para salir del infierno. Es difícil explicar el sentimiento que genera bajar los escaleras del Carranza sabiendo que los tuyos palpitan a 200 pulsaciones por segundo. Vuelvo a creer porque los cadistas son abonados a la forma de vida tan especial que supone el Cádiz. Hay equipos capaces de ganar partidos en el terreno del juego, otros en los despachos y los cadistas tienen su Champions de la fidelidad a un sentimiento. Es hora de que la institución y los futbolistas crean en hacer posible lo casi imposible.