En 2007, con 27 años recién cumplidos, Sebastian Deisler, futbolista del Bayern Múnich y de Alemania, anunció su retirada prematura. Las lesiones de rodilla le habían destrozado la carrera, pero en el trasfondo de todo había un problema de depresión que lo había acelerado todo.

«Si fuera un jugador de la generación actual, estaría en el selecto club de los que valen más de 100 millones de euros«, dijo en 2018 Dieter Hoeness, ex director deportivo del Hertha. «Y si no hubiera tenido lesiones, habría jugado más de 100 partidos con Alemania».

Deisler era uno de los mayores atractivos del país. En 2001, Franz Beckenbauer le catalogó como “El mejor jugador de Alemania”. El seleccionador alemán, Rudi Völler, dijo de él en el mismo año que que era “el jugador más influyente de Alemania y lo será durante 10 años”.

Con Deisler las expectativas eran altísimas. Había jugado en la selección desde los 14 años y había llevado a Alemania (en una generación de fútbol pobre donde casi ninguno llegó a profesional) a las semifinales del Mundial Sub17 (1997) y a la final de la Eurocopa Sub18 (1998).

Sebastian Deisler - Perfil del jugador | Transfermarkt

Entonces militaba en la cantera del Borussia Mönchengladbach, con cuyo primer equipo debutó a los 18 años (1998) en Bundesliga. El nuevo niño maravilla del fútbol teutón fue rápidamente bautizado como ‘El Beckham alemán’ por la calidad y precisión de su golpeo de balón.

Pero aquel año, el Gladbach quedó último, perdió la categoría y se hizo imposible retener al futbolista más ilusionante del panorama germano, que se acabó marchando por solo 2M€ al Hertha Berlín, que ese año había quedado 3º y soñaba con asaltar la Bundesliga. Aquel Hertha era un equipo interesante. Contaba en su delantera con Michael Preetz, que venía de ser el máximo goleador de la Bundesliga. De hecho, el Hertha iba a cuajar una buena actuación en UCL y a ganar 2 años seguidos la Ligapokal (el antiguo formato de Supercopa alemana).

Deisler jugó tres años en el equipo de la capital. Durante los dos primeros (igual que le sucedió en el Gladbach) sufrió muchos problemas físicos. Pero lo peor llegó en el tercero. Se destrozó la rodilla por completo… Cuando ya tenía su futuro acordado. Y es que en octubre de 2001, cuando solo tenía 21 años y cuando la Bundesliga acababa de arrancar, el Bayern Múnich pagó 9M€ por los servicios de un Deisler que ya era titular con la absoluta y que acababa de salirse (y eliminar al propio Bayern) en la Ligapokal.

Solo un día antes de hacerse oficial el fichaje por parte del Bayern, Deisler se había quedado fuera de la convocatoria del Hertha por una lesión. Al principio se rumoreó con que había sido por estar firmando con otro equipo. ¿La realidad? Se había destrozado la rodilla.

Deisler tardó cinco meses en volver a jugar. Su recuperación se dio a marchas forzadas, con vistas al Mundial 2002. Nada más regresar, sufrió una lesión muscular. Rudi Völler le convocó para el Mundial de Corea y Japón, pero en los amistosos preparatorios recayó de su lesión.

Sebastian Deisler, un crack al que frenaron las lesiones - FUTBOLESP

 

El que iba a ser líder del centro del campo teutón vio el Mundial desde casa y Völler le dio el testigo a su pareja en la creación: Michael Ballack. Se tuvo que operar y no pudo volver a jugar (y por tanto, debutar con el Bayern) hasta febrero de 2003. Es decir, 9 meses después. Entre su época juvenil y su fichaje con el Bayern, Deisler había sufrido 15 lesiones de rodilla diferentes, entre las que se encontraban dos roturas de ligamento que habían dejado el cartílago dañado permanentemente. Y solo tenía 22 años. Pero algo le estaba matando por dentro. «¿Y si no sirvo?», se preguntaba el alemán. En 2003 una noticia impactó en el mundo del deporte. Sebastian Deisler abandonaba la concentración del Bayern y era ingresado en una clínica psiquiátrica para tratar una depresión, que era un tema tabú entonces (mucho más que ahora).

Nadie se lo explicaba. Sobre todo, porque en esos momentos el jugador estaba por fin pudiendo jugar. Había jugado 9 de los 12 partidos inciales de Liga y llevaba 3 goles y 3 asistencias. Era titular. El Bayern iba bien y la rodilla parecía respetarle. Estuvo cinco meses apartado. El Bayern le brindó todo el apoyo que pudo. También cuando, un año después, la noticia se repetía. Sebastian Deisler volvía a dejar una convocatoria y volvía a ser ingresado. Había recaído. Esta vez el proceso de recuperación fue más rápido. Parecía superado. El propio Sebastian Deisler se sabía débil en ese momento. Días antes, Magath, técnico del Bayern, le había retirado del campo en el descanso al verle inerte sobre el césped. Pero, según el psicólogo del futbolista no había de recaída, sino un pequeño empeoramiento. Volvió a jugar rápido. 

De hecho, después de salir de la clínica por segunda vez, disfrutó de unos meses de fútbol maravillosos. Recuperó la titularidad. Jugó 6 meses sin lesionarse (el mayor periodo en años) y regresó a la selección con Klinsmann, donde fue titular en la Copa Confederaciones 2005.

Tenía 25 años. Entraba en la época de madurez futbolística. Si las lesiones le respetaban, sería diferencial. Alemania, que iba a organizar el Mundial 2006, le tenía como pieza fundamental para intentar ganar la copa. El Bayern Múnich decidió renovarle 4 años más, hasta 2009. Pero a tres meses del Mundial todo se acabó. La misma lesión que había sufrido en 2002 y le había hecho perderse el Mundial se repetía cuatro años después, con el mismo resultado. Deisler no iba a jugar la Copa del Mundo en casa. Otra vez tardó 8 meses en volver. Pero le destrozó.

La escena se repetía. Sebastian Deisler vio el Mundial en la grada. Cuando retornó, en noviembre de 2006, no tardó nada (4 partidos) en sufrir una rotura de fibras. Y dijo basta. Le llegaron todos los miedos. Tenía 26 años, la edad idónea para un futbolista. 10 días después de cumplir los 27, en enero de 2007, anunció su retirada. «Mi cuerpo no está hecho para el fútbol. Estoy vacío, viejo, cansado… Ya no juego al fútbol con alegría. Corrí mas de lo que mis piernas me llevaron», dijo el día de su despedida.

«No ha sido una decisión repentina sino algo que he madurado lentamente. No puedo soportarlo más. Esto ha sido una tortura para mí». Beckenbauer, entonces presidente del Bayern, le dejó las puertas abiertas. «Tiene contrato hasta 2009 y quién sabe si en 6 meses se encuentra bien». Nunca volvió. En 2009 publicó su autobiografía: ‘Volver a vivir’. En ella, revela que le retiraron las lesiones, pero en el transfondo, lo que había, era un constante miedo a recaer en su depresión, que se le había aparecido siempre como consecuencia de esas lesiones. En 2018, Bild investigó sobre el paradero del que llamaron ‘El talento del Siglo‘. Porque desde aquel día de 2007 donde anunció su retirada hasta hoy Sebastian Deisler no ha aparecido nunca en público. Solo en una ocasión, para presentar su libro. Y dejó claro que quería huir del fútbol.