Francia es lugar de talento, por lo que no lo iba a ser menos sobre el césped. Desde los cincuenta hasta la actualidad, de la antigua Galia han salido jugadores únicos en todas las posiciones. A continuación, los 10 mejores jugadores franceses de la historia.

Zinedine Zidane. Consiguió que el fútbol trascendiera el arte. Logró lo que muy pocos, que verlo jugar supusiera un placer en sí mismo. Con un solo quiebro, avanzaba; con un regate, firmaba sentencias de muerte. Era un líder silencioso, de aquellos que hacer enmudecer el vestuario cuando pronuncia palabra. Sencillamente, uno de los cinco más grandes de toda la historia del fútbol.

 

Michel Platini. Hubo un tiempo en el que pensar en fútbol francés era sucumbir ante su clase. Llegador de segunda línea y especialista en los libres directos, quizás lo más destacable fue su enorme personalidad, característica que traspasaba el vestuario e infundía algo más que respeto a los rivales. Fue un mito en la Juventus y ganó la Eurocopa de 1984 vestido de blue.

Raymond Kopa. El acento francés del gran Real Madrid de Di Stéfano. Llegó a Chamartín por empeño de Santiago Bernabéu después de la primera Copa de Europa (1956). Jugaba como delantero centro, pero ante la competencia de don Alfredo y la magia de sus regates, no le costó hacerse a la banda y formar una de las delanteras más míticas de la historia del fútbol: Kopa, Rial, Di Stéfano y Gento. Irrepetible.

Thierry Henry. Pocos con su velocidad y registros goleadores. Fue la punta de lanza del gran Arsenal de Arsene Wenger, aquel que a principios del siglo XXI maravilló al mundo por su fútbol y conquistó la Premier League 01/02. Compartió vestuario con otros grandes, como Bergkamp, Viera o Pires. Ya en 2007 fichó por el gran Barcelona de Guardiola, donde ganó el histórico triplete (07/08).

Jean-Pierre Papin. El Lobo Blanco marcó las diferencias a finales de los 80 y principios de los noventa. Delantero de gran desequilibrio, llegó a triunfar en el Marsella y el Milán. Con la Selección, eso sí, sólo logró disputar el Mundial de México 86, ya que en los dos siguientes (Italia ’90 y Estadios Unidos ’94), los franceses no lograron la clasificación.

Karim Benzema. El rey de los registros. Logró ser el mejor socio, pero también el nueve más determinante. Pocos tan cuestionados y luego amados por el Bernabéu como él. Llegó al club blanco en 2009, al mismo tiempo que Kaká y Cristiano, al que ‘sirvió’ como el mejor socio posible. Cuando se marchó el portugués, Benzema mostró todo el potencial que llevaba en sus botas, una mezcla de mediapunta con gran visión y delantero asesino. Fue capital en la Champions de las remontadas del Real Madrid (21/22).

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Franck Ribéry. La calidad se derramaba de sus botas. Hubo un Bayern de Múnich que tenía a Robben en una banda y a Ribéry en otra. Sencillamente estratosférico. El francés combinaba calidad con lucha y personalidad. Era todo un quebradero de cabeza para las defensas rivales, pues su visión y toque podían tirar abajo cualquier muralla.

Antoine Griezmann. El genio más trabajador. Comenzó a despuntar en la Real Sociedad como extremo de alta calidad y largo recorrido. Pero es en Atlético de Madrid donde mejor se ha visto a auténtico Griezmann, un mediapunta goleador, capaz de defender en su área, organizar el juego de su equipo, dar el último pase o rematar en área pequeña. Es un jugador incomodísimo para las defensas rivales que se ha ganado el privilegio de ser uno de los referentes de su Selección.

Kylian Mbappé. La estrella que relevó a Messi y Cristiano (con permiso de Haaland). Entre culebrón y culebrón veraniego, Kylian Mbappé destaca como uno de los jugadores más diferenciales del mundo. Velocidad, gol, desequilibrio. Lo tiene todo para sentenciar un partido y marcar una época. El destino dirá si en el PSG o vestido de blanco.

Patrick Vieira. Un Fernando Redondo a la francesa. Otro de los grandes protagonistas del gran Arsenal de Wenger. Era una piensa fundamental, pues todo el fútbol propio comenzaba en sus botas y todo el juego rival terminaba con su presencia. Tenía una gran visión y despliegue. Él solo se manejaba en el centro, aunque en algunos equipos, como en la Juve, compartiera espacio con Emerson. Sin duda, uno de los mejores cincos de la historia.